ANTECEDENTES A LA BEATIFICACIÓN (1936-2013)

En diciembre de 2012 se publicaba en un Boletín Informativo de la Parroquia de Santa María del Romeral de Monzón, que figura como anexo a la publicación semanal de la diócesis de Barbastro-Monzón, la noticia de la próxima beatificación de los dos curetas de Monzón: Mn. José Nadal y Mn. José Jordán.


La noticia decía lo siguiente:


¡Por fin!: los "curetas" serán beatificados.

Con gran alegría os anunciamos que el próximo año serán beatificados los "curetas" de Monzón. En la última reunión plenaria de la Conferencia Episcopal celebrada este mes de noviembre, se ha determinado la fecha y el lugar de beatificación de un nutrido grupo de mártires sobrevenidos a causa de la persecución religiosa en España. Entre estos mártires de la fe se encuentran los que fueron vicarios de Monzón, José Nadal Guiu y José Jordán Blecua.

Ambos serán beatificados el domingo 13 de octubre de 2013 en Tarragona. La beatificación es el paso previo a la canonización, y supone el reconocimiento eclesial de que nuestros curetas murieron por el "odium fidei" (el odio a la fe).

Mosen Nadal y Mosen Jordán están en presencia de Dios, y son testigos y modelos de fidelidad a Jesucristo. ¡Bendigamos a Dios que nos ha regalado semejantes intercesores!

 

Estos dos casos se sumarán a los 522 integrantes del proceso de beatificación. Igualmente daremos datos e informaciones sobre todo el proceso en general.

 

Como preparación a los actos de beatificación, se preparó en la diócesis de Barbastro-Monzón unas jornadas del 9 al 11 de abril bajo el título "El Martirio en el Año de la Fe".

La siguiente actuación fue la convocatoria en mayo de 2013 a todos los interesados en asistir a Tarragona. Se elaboró una hoja de inscripción para acudir a la ceremonia de beatificación.

Varias publicaciones nos han llegado sobre los diferentes protagonistas mas cercanos que serán noticia ante la próxima beatificación. 

El Cinca baja teñido de sangre. Los "curetas" de Monzón y los Gasco de Sena, camino de la glorificación martirial cristiana.

Autor: Jacinto Peraire Ferrer

Edita: BAC Biografías, Madrid 2003.

La persecución religiosa en la diócesis de Barbastro-Monzón (1931-1941) (tomo I y tomo II). 

Autor: Martín Ibarra Benlloch

Edita: Fundación Teresa de Jesús, Zaragoza 2011.

Un sacerdote camino del martirio: Josep Nadal i Guiu.

Autor: Jaume Nadal S.J.

Edita: Obispado de Lleida, 2013.

Esta es nuestra sangre. Un seminario mártir.

Autor: Gabriel Campo Villegas cmf

Edita: Publicaciones Claretianas, Madrid 2013 (4ª ed.).

La Comisión Plenaria de la Conferencia Episcopal Española publicó en abril de este año un documento a propósito de la beatificación del 13 de octubre en Tarragona:

 

Los mártires del siglo XX en España, firmes y valientes testigos de la fe.

Mensaje con motivo de la Beatificación del Año de la fe,
en Tarragona, el 13 de Octubre de 2013

"Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor, con el perdón de sus perseguidores."

Benedicto XVI, Carta Apostólica Porta fidei, 13

Queridos hermanos:

1. Os anunciamos con gran alegría que, Dios mediante, el domingo día 13 de octubre de 2013, se celebrará en Tarragona la beatificación de unos quinientos hermanos nuestros en la fe que dieron su vida por amor a Jesucristo, en diversos lugares de España, durante la persecución religiosa de los años treinta del siglo XX. Fueron muchos miles los que por entonces ofrecieron ese testimonio supremo de fidelidad. La Iglesia reconoce ahora solemnemente a este nuevo grupo como mártires de Cristo. Según el lema de esta fiesta, ellos fueron "firmes y valientes testigos de la fe" que nos estimulan con su ejemplo y nos ayudan con su intercesión. Invitamos a los católicos y a las comunidades eclesiales a participar en este gran acontecimiento de gracia con su presencia en Tarragona, si les es posible, y, en todo caso, uniéndose espiritualmente a su preparación y celebración.

I. Los mártires, modelos en la confesión de la fe y principales intercesores

2. En la Carta apostólica Porta fidei, por la que convoca el Año de la fe, que estamos celebrando, el Papa Benedicto XVI dice que en este Año "es decisivo volver a recorrer la historia de la fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado". Según recuerda Benedicto XVI, los mártires, después de María y los Apóstoles -en su mayoría, también mártires- son ejemplos señeros de santidad, es decir, de la unión con Cristo por la fe y el amor a la que todos estamos llamados.[1]

3. El Concilio Ecuménico Vaticano II habla repetidamente de los mártires. Entre otros motivos, celebramos el Año de la fe para conmemorar los cincuenta años de la apertura del Concilio y recibir más y mejor sus enseñanzas. Por eso, es bueno recordar ahora el precioso pasaje en el que el Concilio, al exhortar a todos a la santidad, nos presenta el modelo de los mártires:

4. "Jesús, el Hijo de Dios, mostró su amor entregando su vida por nosotros. Por eso, nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus hermanos (cf. 1 Jn 3, 16 y Jn 15, 13). Pues bien: algunos cristianos, ya desde los primeros tiempos, fueron llamados y serán llamados siempre, a dar este supremo testimonio de amor delante de todos, especialmente, de los perseguidores. En el martirio el discípulo se asemeja al Maestro, que aceptó libremente la muerte para la salvación del mundo, y se configura con Él derramando también su sangre. Por eso, la Iglesia estima siempre el martirio como un don eximio y como la suprema prueba de amor. Es un don concedido a pocos, pero todos deben estar dispuestos a confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirlo en el camino de la Cruz en medio de las persecuciones, que nunca le faltan a la Iglesia."[2]

5. Además de modélicos confesores de la fe, según la enseñanza del Concilio, los mártires son también intercesores principales en el Cuerpo místico de Cristo: "La Iglesia siempre ha creído que los Apóstoles y los mártires, que han dado con su sangre el supremo testimonio de fe y de amor, están más íntimamente unidos a nosotros en Cristo [que otros hermanos que viven ya en la Gloria]. Por eso, los venera con especial afecto, junto con la bienaventurada Virgen María y los santos ángeles, e implora piadosamente la ayuda de su intercesión."[3]

II. Mártires del siglo XX en España beatificados el Año de la fe

6. Al dirigir una mirada de fe al siglo XX, los obispos españoles dábamos gracias a Dios, con el beato Juan Pablo II, porque "al terminar el segundo milenio, la Iglesia ha vuelto a ser de nuevo Iglesia de mártires" y porque "el testimonio de miles de mártires y santos ha sido más fuerte que las insidias y violencias de los falsos profetas de la irreligiosidad y del ateísmo."[4] El Concilio dice también que la mejor respuesta al fenómeno del secularismo y del ateísmo contemporáneos, además de la propuesta adecuada del Evangelio, es "el testimonio de una fe viva y madura (...) Numerosos mártires dieron y dan un testimonio preclaro de esta fe."[5] El siglo XX ha sido llamado, con razón, "el siglo de los mártires".

7. La Iglesia que peregrina en España ha sido agraciada con un gran número de estos testigos privilegiados del Señor y de su Evangelio. Desde 1987, cuando tuvo lugar la beatificación de los primeros de ellos -las carmelitas descalzas de Guadalajara-  han sido beatificados 1001 mártires, de los cuales 11 han sido también canonizados.           

8. Ahora, con motivo del Año de la fe - por segunda vez después de la beatificación de 498 mártires celebrada en Roma en 2007 - se ha reunido un grupo numeroso de mártires que serán beatificados en Tarragona en el otoño próximo. El Santo Padre ya ha firmado los decretos de beatificación de tres obispos: los siervos de Dios, Salvio Huix, de Lérida; Manuel Basulto, de Jaén y Manuel Borrás, de Tarragona. Serán beatificados también un buen grupo de sacerdotes diocesanos, sobre todo de Tarragona. Y muchos religiosos y religiosas: benedictinos, hermanos hospitalarios de San Juan de Dios, hermanos de las escuelas cristianas, siervas de María, hijas de la caridad, redentoristas, misioneros de los Sagrados Corazones, claretianos, operarios diocesanos, hijos de la Divina Providencia, carmelitas, franciscanos, dominicos, hijos de la Sagrada Familia, calasancias, maristas, paúles, mercedarios, capuchinos, franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor, trinitarios, carmelitas descalzos, mínimas, jerónimos; también seminaristas y laicos; la mayoría de ellos eran jóvenes; también hay ancianos; hombres y mujeres. Antes de la beatificación, aparecerá, si Dios quiere, el tercer libro de la colección Quiénes son y de dónde vienen, en el que se recogerá la biografía y la fotografía de cada uno de los mártires de esta Beatificación del Año de la fe[6].

III. Firmes y valientes testigos de la fe

9. La vida y el martirio de estos hermanos, modelos e intercesores nuestros, presentan rasgos comunes, que haremos bien en meditar en sus biografías. Son verdaderos creyentes que, ya antes de afrontar el martirio, eran personas de fe y oración, particularmente centrados en la Eucaristía y en la devoción a la Virgen. Hicieron todo lo posible, a veces con verdaderos alardes de imaginación, para participar en la Misa, comulgar o rezar el rosario, incluso cuando suponía un gravísimo peligro para ellos o les estaba prohibido, en el cautiverio. Mostraron en todo ello, de un modo muy notable, aquella firmeza en la fe que San Pablo se alegraba tanto de ver en los cristianos de Colosas (cf. Col 2, 5). Los mártires no se dejaron engañar "con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo" (Col 2, 8). Por el contrario, fueron cristianos de fe madura, sólida, firme. Rechazaron, en muchos casos, los halagos o las propuestas que se les hacían para arrancarles un signo de apostasía o simplemente de minusvaloración de su identidad cristiana.

10. Como Pedro, mártir de Cristo, o Esteban, el protomártir, nuestros mártires fueron también valientes. Aquellos primeros testigos, según nos cuentan los Hechos de los Apóstoles, "predicaban con valentía la Palabra de Dios" (Hch 4, 31) y "no tuvieron miedo de contradecir al poder público cuando éste se oponía a la santa voluntad de Dios: 'Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres' (Hch 5, 29). Es el camino que siguieron innumerables mártires y fieles en todo tiempo y lugar."[7] Así, estos hermanos nuestros tampoco se dejaron intimidar por coacción ninguna, ni moral ni física. Fueron fuertes cuando eran vejados, maltratados o torturados. Eran personas sencillas y, en muchos casos, débiles humanamente. Pero en ellos se cumplió la promesa del Señor a quienes le confiesen delante de los hombres: "no tengáis miedo... A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos" (Mt 10, 31-32); y abrazaron el escudo de la fe, donde se apagan la flechas incendiarias del maligno (cf. Ef 6, 16).

 IV. Una hora de gracia

11. La Beatificación del Año de la fe es una ocasión de gracia, de bendición y de paz para la Iglesia y para toda la sociedad. Vemos a los mártires como modelos de fe y, por tanto, de amor y de perdón. Son nuestros intercesores, para que pastores, consagrados y fieles laicos recibamos la luz y la fortaleza necesarias para vivir y anunciar con valentía y humildad el misterio del Evangelio (cf. Ef 6, 19), en el que se revela el designio divino de misericordia y de salvación, así como la verdad de la fraternidad entre los hombres. Ellos han de ayudarnos a profesar con integridad y valor la fe de Cristo.

12. Los mártires murieron perdonando. Por eso, son mártires de Cristo, que en la Cruz perdonó a sus perseguidores. Celebrando su memoria y acogiéndose a su intercesión, la Iglesia desea ser sembradora de humanidad y reconciliación en una sociedad azotada por la crisis religiosa, moral, social y económica, en la que crecen las tensiones y los enfrentamientos. Los mártires invitan a la conversión, es decir, "a apartarse de los ídolos de la ambición egoísta y de la codicia que corrompen la vida de las personas y de los pueblos, y a acercarse a la libertad espiritual que permite querer el bien común y la justicia, aun a costa de su aparente inutilidad material inmediata."[8] No hay mayor libertad espiritual que la de quien perdona a los que le quitan la vida. Es una libertad que brota de la esperanza de la Gloria. "Quien espera la vida eterna, porque ya goza de ella por adelantado en la fe y los sacramentos, nunca se cansa de volver a empezar en los caminos de la propia historia".[9]

V. La Beatificación en Tarragona

13. En Tarragona se conserva la tradición de los primeros mártires hispanos. Allí, en el anfiteatro romano el año 259, dieron su vida por Cristo el obispo San Fructuoso y sus diáconos San Eulogio y San Augurio. San Agustín se refiere con admiración a su martirio. El obispo Manuel Borrás, auxiliar de la sede tarraconense, junto con varias decenas de sacerdotes de aquella diócesis, vuelven a hacer de ésta en el siglo XX una iglesia preclara por la sangre de sus mártires. Por estos motivos, la Conferencia Episcopal ha acogido la petición del Arzobispo de Tarragona de que la beatificación del numeroso grupo de mártires de toda España, prevista casi como conclusión del Año de la fe, se celebre en aquella ciudad.

14. Exhortamos a cada uno y a las comunidades eclesiales a participar ya desde ahora espiritualmente en la Beatificación del Año de la fe. Invitamos a quienes puedan a acudir a Tarragona, para celebrar, con hermanos de toda España, este acontecimiento de gracia. Oremos por los frutos de la beatificación, que, con la ayuda divina y la intercesión de la Santísima Virgen, auguramos abundantes para todos:

 Oh Dios, que enviaste a tu Hijo, para que muriendo y resucitando nos diese su Espíritu de amor: nuestros hermanos, mártires del siglo XX en España, mantuvieron su adhesión a Jesucristo de manera tan radical y plena que les permitiste derramar su sangre por él y con él. Danos la gracia y la alegría de la conversión para asumir las exigencias de la fe; ayúdanos, por su intercesión, y por la de la Reina de los mártires, a ser siempre artífices de reconciliación en la sociedad y a promover una viva comunión entre los miembros de tu Iglesia en España; enséñanos a comprometernos, con nuestros pastores, en la nueva evangelización, haciendo de nuestras vidas testimonios eficaces del amor a Ti y a los hermanos. Te lo pedimos por Jesucristo, el Testigo fiel y veraz, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Madrid, 19 de abril de 2013

 

[1] Cf. Benedicto XVI, Carta Apostólica Porta fidei, nº 13

[2] Concilio Vaticano II, Const. Lumen gentium, 42. - "El estado de persecución - escribe el Cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco - es normal en la existencia cristiana, sólo que se viva con la humildad del servidor inútil y lejano de todo deseo de apropiación que lo lleve al victimismo (...) Esteban no muere solamente por Cristo, muere como él, con él, y esta participación en el misterio mismo de la pasión de Jesucristo es la base de la fe del mártir." (Jorge M. Bergoglio / Papa Francisco, Mente abierta, corazón creyente (2012), Madrid 2013, 60).

[3] Concilio Vaticano II, Const. Lumen gentium, 50.

[4] LXXIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX (26 de noviembre de 1999), 14 y 4.

[5] Concilio Vaticano II, Const. Gaudium et spes, 21.

[6] El libro tendrá las mismas características de los dos anteriores: cf. M. E. González Rodríguez, Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen, EDICE, Madrid 2008; y Id. (Ed.), Quiénes son y de donde vienen. 498 mártires del siglo XX en España, EDICE, Madrid 2007.

[7] Concilio Vaticano II, Declaración Dignitatis humanae, 11.

[8] CCXXV Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, Declaración Ante la crisis, solidaridad (3 de octubre de 2012), 7.

[9] Ibid.

Igualmente se ha editado un pequeño vídeo sobre los curetas de Monzón con la intervención de un representante la causa.

Para la intercesión de los curetas se constituyó una novena

que adjuntamos a continuación:

Se ha incorporado recientemente un nuevo folleto con una nueva oración

y las fotos de los dos mártires:

CARTEL REFERENTE A LOS DOS CURETAS
QUE SE EXPONE EN TODAS LAS IGLESIAS DE MONZON:

Casa situada en la calle Mayor en donde se alojaron Mn. José Nadal y Mn. José Jordán

durante su permanencia en Monzón.

CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS ILERDENSE

Beatificación o Declaración de Martirio de los Siervos de Dios

José Nadal GUIU Y

Joseph JORDAN Y BLECUA

sacerdotes diocesanos

(+ 12.VIII.1936)

DECRETO DE MARTIRIO

 

"Para que también nosotros nos gloriemos en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y en las tribulaciones que estáis soportando" (2 Tesalonicenses 1:4).

Las palabras del apóstol san Pablo resuenan de manera particular en la vida y la muerte de los Siervos de Dios José Nadal Guiu y José Jordán Blecua, dos jóvenes sacerdotes que vivieron igualmente las angustias de la persecución, pero que en medio de la dificultad se mantuvieron fieles al Evangelio y, por amor a Dios y a la Iglesia, se mostraron dispuestos a afrontar el martirio.

En la tercera década del siglo XX, en España aumentaba el odio a la religión, odio que, aunque ya antes se advertía una discriminación hacia la Iglesia, reduciendo el ejercicio del culto público y sujetándolo al arbitrio de la autoridad civil, enseguida se convirtió en agresión y crueldad: en realidad, no raramente los conventos fueron consumidos por el fuego, las imágenes sagradas eran destruidas, y los religiosos y sacerdotes eran objeto de calumnias y violencia.

En este contexto de odio y persecución, estos jóvenes Siervos de Dios, ambos sacerdotes de la Diócesis de Lleida, desempeñaron su ministerio y salieron al encuentro de la muerte.

El primero es José Nadal Guiu, que nació el 25 de julio de 1911 en el pequeño pueblo de Bell-lloc. Desde la infancia, mostró un temperamento fuerte, aunque dócil y obediente, y un sentimiento espiritual profundo. Servidor asiduo de la liturgia, participaba diariamente en la Eucaristía. El mismo día de su Primera Comunión manifestó su deseo de ser sacerdote. Poco después fue aceptado en el seminario diocesano de Lleida. En los años de su formación, tomó como ejemplo la extraordinaria persona del Cura de Ars, bajo cuya luz fue creciendo en virtud y se granjeó la estima de sus superiores y compañeros, que lo describieron como modelo de bondad y de piedad, provisto de un auténtico amor a Dios, abierto a todos y dispuesto al sacrificio.

Ya en el seminario desempeñó cargos de responsabilidad: fue Subprefecto, Director de la Eschola Cantorum, organista y Presidente de la Congregación Mariana.

Después de la ordenación sacerdotal, recibida el 15 de junio de 1935, fue enviado como Coadjutor a la parroquia de Monzón, en la parte aragonesa de la Diócesis. Allí actuó con gran dedicación, consagrándose en cuerpo y alma al cuidado pastoral de multitud de fieles y a las celebraciones litúrgicas, para que, por la predicación y dirección espiritual, se enriqueciera la grey a él confiada.

El segundo es José Jordán Blecua, que llevó una vida semejante. Nacido el 27 de mayo del año 1906 en el pueblo de Azlor (Huesca), en España, comenzó sus estudios en el colegio de religiosos de las Escuelas Pías de Barbastro; pero, al presentir su vocación a la vida sacerdotal, fue aceptado en el Seminario Diocesano de Lleida.  Allí mostró un carácter sensible, comprensivo y amable y siempre dispuesto a prestar su colaboración, con la ayuda de la gracia de Dios, en la obra de la educación en el seminario.

Terminados los cursos de Humanidades y Teología, que completó en el Seminario de Lleida, el joven José, el 21 de mayo de 1932, accedió al orden sagrado del presbiterado. Inmediatamente fue nombrado Coadjutor en la parroquia de Santa María del Romeral, en Monzón. Desde el comienzo de su ministerio, el Siervo de Dios se distinguió por una vida sacerdotal ejemplar, alimentada por la oración, y abierta a todos, con una especial dedicación a los pobres y necesitados.

En esos años, las señales de crueldad, que hacía estragos en España, alcanzó también el territorio de Monzón, donde, el 19 de julio de 1936, el así llamado "Comité antifascista”, unido a anarquistas y comunistas, tomó las riendas del gobierno. En el contexto propio de la persecución de aquel momento, también los dos Siervos de Dios, por el hecho de ser sacerdotes, fueron objeto de insultos y violencias. Injustamente encarcelados, desde el primer momento percibieron el peligro; sin embargo, todo lo soportaron por amor de Dios: su acostumbrada conversación constituyó para ellos la mejor preparación de la suerte terrible que les esperaba. Rechazaron todas las propuestas que se les hicieron a fin de conseguir la libertad, y de palabra y de obra se mostraron felices de entregar su vida por amor a Cristo y a su Iglesia, perdonando a sus perseguidores y ofreciéndose como víctimas a Jesús Sacerdote.

Antes de que fueran ejecutados, los Siervos de Dios, se escucharon mutuamente en confesión y se mantuvieron en humilde y constante oración.

Murieron mártires en Monzón el día 12 del mes de agosto de 1936. A continuación, los verdugos, trataron de quemar los cuerpos, cosa que lograron solamente en parte; y así, rápidamente los enterraron en el mismo lugar del martirio. Pero sucedió algo conmovedor mientras sepultaban sus cuerpos; ésos, parcialmente quemados, quedaron fusionados entre sí, de modo que, aunque habían traído dos cajas para su sepultura, determinaron ponerlos en una sola.

Enseguida se extendió entre el pueblo la fama de su verdadero martirio, que fue aceptado en unidad de espíritu sobrenatural, de fortaleza de alma y preparación espiritual: en unidad de fe y también de ministerio, incluso en unidad de muerte y de sepultura.

Debido a esta fama de martirio, desde el día 21 de octubre de 1948 al día 21 de febrero de 1951, se instruyó el correspondiente Proceso Ordinario en la Curia Diocesana de Lleida; proceso cuya validez fue reconocida por decreto de la Congregación para las Causas de los Santos, el día 26 del mes junio de 1992. Preparada la Positio, se juzgó según las Normas establecidas si la muerte de los Siervos de Dios, podía ser considerada martirio. El día 9 de junio de 2009 se tuvo el Congreso especial de los Consultores Teólogos, que dio su voto positivo. En la Sesión Ordinaria del 5 de octubre de 2010, los Cardenales y Obispos, después de escuchar el informe del Ponente de la Causa, Excelentísimo Señor Francisco Croci, Obispo de Potentini in Piceno, reconocieron que los Siervos de Dios habían sido martirizados “por odio a la fe”.

El Sumo Pontífice Benedicto XVI, informado de todos estos extremos por el Cardenal Prefecto, abajo firmante, aceptando como válidos los votos de la Congregación para las Causas de los Santos, declaró en el día de la fecha: que hay constancia del martirio y de su causa de los Siervos de Dios José Nadal Guiu y José Jordán Blecua, sacerdotes diocesanos, para los efectos de que se trata.

Y así, el Sumo Pontífice ordenó que se hiciera público el decreto y que se inscribiera en las Actas de la Congregación para las Causas de los Santos.

Dado en Roma, el día 10 de diciembre del Año del Señor 2010.

ANGELUS Card. AMATO, S.D.B.

Praefectus

Traemos a continuación la invitación del obispo de Lleida a la presentación del libro "Un sacerdote camino del martirio: Josep Nadal i Guiu".
Igualmente, el desarrollo del acto de presentación y las palabras que pronunció un familiar de uno de los mártires.

A todos los sacerdotes, comunidades parroquiales, Delegaciones, Movimientos y fieles todos de la Diócesis de Lleida.

Como saben, se está preparando la BEATIFICACIÓN de más de 500 mártires de todo

el Estado Español en Tarragona, el domingo, día 13 de octubre próximo.

Entre los mártires, destacan para nosotros, lo que fue obispo de Lleida, Mons. Salvi Huix Miralpeix, y dos sacerdotes, que eran vicarios de la parroquia de Monzón (entonces del Obispado de Lleida).

Me gustaría que todos vosotros, desde su ámbito de actuación, apoyáramos todo lo que se haga para dar a conocer estos mártires nuestros y poder así recoger su testimonio " hasta dar la vida ", en este Año de la Fe .

Concretamente quiero recordarles dos actos significativos para este objetivo:

PRESENTACIÓN DE LOS LIBROS "Apuntes biográficos de Mons. Salvio Huix Miralpeix, Obispo mártir de Lleida", y del Diario de José Nadal, hijo de Benlloch, Vicario de Monzón, “Un sacerdote camino del martirio”.

El acto será en la Academia Mariana, el miércoles, 12 de junio, a las 19:30 h.

PEREGRINACIÓN DIOCESANO EN TARRAGONA. Espero que sea masiva la participación de Lleida en esta peregrinación. Los mismos sacerdotes verán como organizan las celebraciones aquel domingo en sus respectivas parroquias para que les sea posible asistir a Tarragona en la beatificación de nuestro Obispo Huix, los sacerdotes de Monzón, y muchos otros mártires, el proceso de algunos de los cuales, unos noventa, se hizo desde Lleida.

También os anuncio, ya desde ahora, que EL DOMINGO, DÍA 20 DE OCTUBRE, a las cinco de la tarde, tendremos en la catedral de Lleida, una celebración de acción de gracias por la beatificación de todos estos mártires. Seguramente que unas semanas antes habrá, en el espacio adecuado de la Catedral, una exposición de reliquias de los diversos mártires.

Que todo contribuya a afianzar nuestra fe, venerando la memoria de estos testigos calificados, como lo han sido los mártires, auténticos tesoros de la Iglesia.

Recibid el saludo de vuestro hermano obispo

+ Joan Piris

“Un sacerdote camino del martirio”,

los últimos días de los “Curetas de Monzón”

El obispado de Lleida presentará el próximo miércoles, 12 de junio a las 19’30, en el Paraninfo de la Academia Mariana el libro “Un sacerdot camí del martiri”, el diario de Josep Nadal y Guiu, uno de los sacerdotes de la parroquia de Monzón que será beatificado en octubre en Tarragona como mártir de la Guerra Civil en una magna ceremonia, conjuntamente con más de medio millar de católicos que dieron su vida por la fe. Josep Nadal que nació en Bell-lloc y había estado adscrito a la parroquia de Monzón, entonces dependiente de la diócesis leridana, tenía la costumbre de escribir un diario del que se han extraído diversos fragmentos que nos permiten conocer el ambiente social de la época y la hostilidad anticlerical de ciertos sectores del país contra la Iglesia Católica, una hostilidad que irá creciendo a medida que el espíritu revolucionario va tomando fuerza día a día. Nadal y José Jordán, el otro sacerdote fusilado con él, van asumiendo que el deterioro de aquel ambiente social puede llevarlos a la muerte. Día a día la lectura de su diario nos evidencia la total predisposición de ambos al sacrificio si llega el momento, a la entrega y compromiso con su fe y a dejar su destino en manos del Señor.

El libro es una pieza única porque nos permite entrar en la intimidad de los mártires, que se refugian en la oración y servicio a Dios en los momentos más difíciles de su vida.

Pensamientos, sentimientos y recuerdos de esos sacerdotes que se complementan con la publicación sendas cartas autógrafas a sus familiares más próximos el día anterior a su detención y martirio. Misivas de despedida donde ellos, conscientes del futuro que les ha deparado el destino, todavía les animan a vivir perdonando a todos.

El libro finaliza con un epílogo donde se explica la detención, el 11 de agosto de 1036, y la serenidad con la que esperaron su muerte en la prisión, hasta que en la madrugada siguiente fueron llevados cerca del cementerio para ser fusilados.

El obispo Joan Piris presidirá el acto de presentación de este libro, que se hará conjuntamente con una biografía del obispo Salvio Huix Miralpeix, quien también será beatificado como mártir en la misma ceremonia de octubre en Tarragona.

Está previsto que intervengan en la presentación del libro José Luis Pueyo, rector de la parroquia de Santa María del Romeral, de Monzón, ahora Obispado de Barbastro-Monzón, donde vivieron y murieron los “Curetas de Monzón”, y Flora Grífol Aldabó, nuera de Francesc Nadal, hermano del mártir de Bell-lloc. Ambos nos hablarán de estos dos mártires. Flora ha sido la encargada de la preparación del libro, que se presenta tanto en catalán como en castellano.

Josep Nadal y José Jordán nacieron respectivamente en Bell-lloc (1911) y Azlor (Huesca, 1906). Los dos estudiaron en el Seminario de Lleida y ambos tuvieron como primer destino, en cualidad de coadjutores, la parroquia de Monzón, donde se los conocía popularmente como los “curetas de Monzón”. Desarrollaron siempre juntos su labor pastoral, y Dios quiso que esta unión también fuese intensa en la preparación para el martirio, ya que, incluso sus cuerpos fueron enterrados en el mismo ataúd.

Buenas tardes a todo el mundo. Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo. Mosén José Luis Pueyo. Autoridades.

Es un honor que mis suegros, Francisco y Pilar, y mosen Ezquerra hayan confiado en mí para presentar el libro que también he tenido el regalo de traducir. El diario de José Nadal, titulado Un sacerdote camino del martirio.

Y digo regalo porque, a medida que la iba trabajando, no pasaba ni una llanura sin que hiciera un descubrimiento. Hoy, para presentaros -no quisiera alargarme en detalles que conoceréis cuando leáis- pero sí que me gustaría llamar sesión tres aspectos que más me atrajeron y que, en conjunto, resumen muy bien qué era el talante de nuestro beato.

Lo primero que me sorprendió fue que José hubiera sentido ya desde pequeño su vocación, hasta el punto de que muchas veces jugaba a consagrar ya dar la comunión a sus hermanas, Teresita y Montse, que tanto habrían disfrutado de este momento. Esta vocación la vivía con pasión, intensidad y también con autocrítica. A lo largo del diario se pregunta de mil maneras posibles si lo hace bien sin perder de vista el deseo de servir a Dios y sus hermanos, un deseo constante desde la primera hoja hasta el último.

El segundo aspecto que me llamó la atención fue su emotividad. Emotividad con que envolvía todo lo que hacía: el amor incondicional a Dios, el amor inmenso a su familia ya su hermano gemelo Jaime, el amor a la música, el amor a su tierra, a sus compañeros de seminario, a las hermanas carmelitas. El día 27 de abril de 1936 se cerró en la iglesia de Monzón para tocar el Virolai, una canción que para él era el puente a lo que él más quería: Dios, familia, amigos, tierra, la virgen María... La traducción de ese fragmento fue también especialmente emotiva para mí. Me imaginé en el recogimiento y silencio de su parroquia, solo ante el altar, tecleando cada nota del Virolai y la añoranza de sus me hizo presente.

El tercer y último aspecto que quisiera destacar es la confianza ciega que tiene en Dios, una confianza que no le hace tener ninguna duda cuando intuye de manera muy clarividente cuál puede ser su final meses antes de que ocurriera. Una confianza que no lo hace derrumbarse cuando recibe la visita de su madre justo unos días antes de que lo mataran. Una confianza que le hace entregarse a la muerte de manera increíblemente serena. Una confianza comparable a la de un niño que se siente tranquilo porque está en manos de su padre. Una confianza que muestra a lo largo de toda su existencia y de manera especialmente impactante en sus últimos días.

Y bueno, no puedo terminar sin agradecer nuevamente la oportunidad de haber traducido el diario, el honor de presentaros -recomendando que os lo leáis-, Un sacerdote camino del martirio, para conocer aquel joven que el 12 de agosto de 1936 perdió la vida después de haber perdonado a quienes la iban a matar, en el cantón de su compañero inseparable en su último año de vida, padre Jordán. Gracias.

Flora Grífol

El Obispado de Lleida presenta los libros de sus mártires

El Obispado de Lleida ha presentado dos libros dedicados a mártires de la Guerra Civil, el obispo Salvio Huix Miralpeix y los “curetas” de Monzón, editados con motivo de la magna beatificación que, conjuntamente con medio millar de católicos más, tendrá lugar en Tarragona eñ próximo 13 de octubre. La presentación de los libros tuvo lugar en el Paraninfo de la Academia Mariana bajo la presidencia del obispo Joan.

La primera de las publicaciones, “Apuntes biográficos de Mons. Salvio Huix Miralpeix”, es una bografía dedicada al obispo fusilado en el cementerio de Lleida días después de estallar la guerra del 36. Esta obra, que es una reedición de la escrita por Narcís Tibau en 1948, ha sido revisada y ampliada con notas y fotografías por representantes de los tres obispados donde Huix desarrolló su labor pastoral – Vic, Ibiza y Lleida- y el Oratorio de San Felipe Neri, de la capital de la comarca de Osona.

Todos ellos tuvieron un protagonismo durante el acto de presentación del libro. Josep Mª Mas, delegado de las causas de los Santos del Obispado de Vic: Jaume Seguranyes, prepósito de la congregación del Oratorio de San Felipe Neri; Francesc Xavier Torres, canónigo de la Catedral de Ibiza, y Joan Ramón Ezquerra, coordinador de las Comisiones de los Mártires de Obispado de Lleida, se encargaron de plasmar la figura espiritual y humana de quien el obispo calificó como nuestro obispo-mártir.

Seguidamente se presentó el libro “Un sacerdote camino del martirio”, que es un extracto del diario de Mn. Josep Nadal Guiu, uno de los sacerdotes de la parroquia de Monzón que también padeció el martirio en agosto del 36.

El libro es una pieza única, porque nos permite entrar en la intimidad de los mártires que se refugian en la oración y servicio a Dios en los momentos más difíciles de su vida. Pensamientos, sentimientos, ideales y recuerdos de estos sacerdotes, que se complementan con la publicación de sendas cartas autógrafas dirigidas a sus familiares más próximos el día anterior a su detención y martirio. Misivas de despedida donde, conscientes del futuro que les ha deparado el destino, todavía les animan a vivir, al tiempo que perdonan a todos.

Flora Grífol, nuera de un hermano del mártir Nadal, que ha sido la encargada de la edición del libro, hizo un emotivo parlamento sobre la personalidad de los dos “curetas”. Por su parte, el rector de la parroquia del Romeral, José Luis Pueyo, aportó los recuerdos de testigos de Monzón que conocieron a estos mártires y de fieles quedaron impresionados por la huella que dejaron en la localidad.

El padre mercedario Joaquín Millán también pudo dirigir unas palabras al auditorio para dar a conocer la publicación que ha hecho de los 19 mártires de la orden, los cuales también serán beatificados en Tarragona, todos ellos vinculados a la Diócesis de Lleida.

El acto concluyó con la intervención del Pequeño Coro de la Catedral que interpretó el himno de los mártires, que el beato ilerdense Francesc Castelló cantaba cuando fue conducido a la muerte.

SE ENTREGARON RELIQUIAS DE MN. JOSÉ NADAL EN LA PARROQUIA DE SU PUEBLO NATAL BELL-LLOC.
"...con mucha alegría y agradecimiento hacemos entrega a la comunidad parroquial de Bell-lloc de unas reliquias del próximo beato mosen Josep Nadal Guiu. La donación de estas reliquias quiere ser expresión de nuestra veneración por mosen José Nadal, quien amó hasta el extremo, sin distinción de clase o ideología, a las gentes de nuestro pueblo. Agradecemos a la comunidad cristiana de Bell-lloc que uno de sus hijos haya sido para nosotros el Buen Pastor que da la vida por su rebaño". 
"Con veneración, alegría y piedad recibimos estas santas reliquias".
 
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