Virgen sin par, Hermosa Reina mía,
que tanto amáis a la tierra de Aragón,
y que tomáis el nombre de Alegría,
para venir al trono de Monzón.
Nombre ideal, dulcísima armonía,
rayo de sol, y arrullo de canción,
dulzor de miel, amor y poesía,
beso de paz y abrazo de perdón.
Monzón, por ti, suspira noche y día
y en cada labio brota una oración,
vivir sin ti, ni quiere ni sabría,
pues eres tú, su vida y su ilusión.
Madre de Dios y a un tiempo madre mía,
pongo a tus pies mi vida y corazón,
venme a buscar en mi postrero día,
y ábreme tú, la celestial mansión.